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Por David Santiago Rocha Cárdenas, Restoration Steward de Turberas 2023
El mes pasado, mi equipo y yo emprendimos un interesante viaje a la Reserva Mararai, ubicada en la finca Vilches o Angosturas, propiedad de la familia Cruz Rivera en el municipio de El Cerrito, Santander, Colombia.
Este santuario, enclavado en el páramo Almorzadero, es un lugar de inmensa importancia ecológica, social y productiva, y es el escenario de nuestro más reciente proyecto: «Turberas para el Futuro», que busca restaurar cinco hectáreas de turbera de alta montaña y entrelaza la conservación de este delicado ecosistema con la vital provisión de recursos hídricos.
Durante nuestra visita a la reserva, tuvimos el privilegio de estar acompañados por el estimado don José Xerafico y Mireya Cruz, su esposa. José es un líder destacado en la región, conocido por su dedicación inquebrantable a la conservación del páramo y preservación de las tradiciones agrícolas de la comunidad paramuna.
En esta conversación, le preguntamos a José sobre sus incansables esfuerzos por resguardar el páramo, en particular sobre las iniciativas diseñadas para proteger las delicadas turberas de los efectos perjudiciales del pastoreo de ovejas. También discutimos el progreso del proceso de restauración y los desafíos que conlleva.
En medio de cautivadores paisajes, nuestro diálogo se expandió para abarcar las actividades productivas que prosperan en el páramo. José enfatizó la necesidad de una planificación territorial reflexiva, abogando por zonas designadas para la producción y la conservación. También, reveló la compleja interacción que define el papel del páramo como fuente de medios de vida y refugio de biodiversidad.
Guiados por la experiencia y sabiduría de don José Xerafico, nuestro tiempo en la Reserva Mararai iluminó el intrincado tapiz tejido por la tradición, la conservación y la sostenibilidad. Esta entrevista ofrece un vistazo a la compleja red de esfuerzos que moldean el futuro del páramo y subraya la importancia de nutrir su delicado equilibrio para las generaciones venideras.
Xerafico: Nos encontramos en la Reserva Mararai; está totalmente aislada. Son dos hectáreas delimitadas con una malla de 80 centímetros de altura, lo cual no permite la entrada de ovejas. Al fondo podemos ver que el paisaje está totalmente revitalizado.
Aquí también podemos observar la turbera recuperando su vegetación natural. Son plantas típicas, endémicas de esta zona, que se desarrollan en esa turbera o en ese humedal, una zona de recarga acuífera.
Lo que estamos haciendo es recuperarla para que, por un lado, fije y libere dióxido de carbono y, por otro lado, se reverdezca y nos permita retener el agua lluvia; que poco a poco la vaya soltando para formar uno de los afluentes del río Servita, que posteriormente va al río Chimamocha.
Esas son pequeñas acciones que nosotros, la familia Cruz Rivera, estamos haciendo dentro de la finca Vilches, y que pensamos seguir mejorando. Aislamos con malla para que la ganadería ovina no pueda acceder a la turbera, o humedales, y así se revitalice.
¿Qué actividades productivas está desarrollando en el páramo?
Xerafico: Básicamente, explotación ovina – ganado menor. La meta es bajarle la capacidad de carga a la zona, dejar muy pocos animales. Se hace necesario, según la experiencia que tenemos, establecer potreros en malla de un metro de altura para poder atajar las ovejas y que no se crucen de un potrero hacia otro. Así poder hacer una explotación controlada, porque en el momento hay una explotación abierta. Eso causa mucho pisoteo y daño del ecosistema, de los humedales.
La meta es establecer zonas. Una zona de reserva, que no se va a tocar y es en donde está el frailejón, las turberas, los humedales. Una zona de amortiguación, que es una zona aledaña a la de reserva. Y luego sigue la zona de producción, que tiene que estar bien cercada, bien aislada para poder hacer un buen manejo de los ovinos y de los caprinos.
Cada año se siembra una cosecha para el autoconsumo, que son por ahí tres cargas de papa, máximo seis. Esas son todas las actividades, básicamente. También, al cuidandero se le deja tener las vacas de leche. Tiene unas cuatro o seis vacas para producir la leche para autoconsumo; la que sobra se la vende al lechero.
¿Cuánto tiempo lleva usted conservando los humedales y turberas de su comunidad?
Xerafico: empezamos el trabajo desde 1985, y con más intensidad a partir de 1990, cuando hicieron presencia en el páramo El Almorzadero las multinacionales para hacer estudios geológicos. Encontraron reservas de 400 000 toneladas de carbón antracita de alta caloría.
En ese momento fue muy atractivo para las multinacionales. Empezaron a hacer la explotación, con muy altas expectativas de desarrollo en vías, educación, electrificación e infraestructura. Pasados dos años, solo llegaron 1500 pesos de regalía a la tesorería del municipio, lo cual dejó mucha inconformidad en la comunidad. Creamos el comité pro-defensa de protección del páramo El Almorzadero y defensa de los recursos naturales.
Le pedimos a las multinacionales que se retiraran porque para nosotros era mucho más importante el recurso hídrico, que nos brinda la agricultura, la ganadería y por supuesto el agua para el consumo en los pueblos vecinos. Así generamos un movimiento con todas las organizaciones de la región.
En el 2007, creamos una iniciativa por la normativa. Fue la primera en el país. Declaramos el páramo El Almorzadero como zona de recarga acuífera; por lo tanto, una zona de cuidado especial. Se les pidió entonces a las multinacionales que por favor se retiraran. Toda empresa que hoy venga a hacer intervención del páramo tiene que tener el visto bueno de la que hoy se llama Comisión de defensa y protección del páramo El Almorzadero y la permanencia en el territorio, de la cual hago parte.
Es un trabajo muy interesante el que hace en su comunidad por la conservación de los recursos hídricos de una zona tan importante en Colombia. Muchas gracias.
Xerafico: Sí. Queremos que las entidades que trabajan con sostenibilidad y conservación del medio ambiente vuelvan la mirada hacia estos ecosistemas porque aquí estamos muy abandonados por parte del Estado. No hay electrificación, no hay servicios básicos, no hay saneamiento básico, no hay agua potable; la tomamos de la quebrada, con un alto porcentaje de incidencia de fasciola hepática.
El Estado no ha hecho presencia para brindarnos por lo menos los servicios básicos de salubridad, mejoramiento de vivienda, agua potable; es un deber del Estado y un derecho de los ciudadanos.